Filoxera, la plaga que cambió la superficie del viñedo español. Mapa de la invasión filoxérica en España en 1899

Filoxera, nombre común de la plaga, nativa de los Estados Unidos, que devastó prácticamente la totalidad de los viñedos europeos a finales del siglo XIX.

Las vides americanas habían desarrollado mecanismos de resistencia que impedían que les afectara. Es decir, que mientras el insecto se encontraba en su territorio de origen, su incidencia no tenía ninguna importancia. La Vitis Vinífera o vid europea ofrecía, en cambio, resistencia nula.

Su llegada a Europa, concretamente a Francia, se produjo, entre otras, a consecuencia de la importación de vides americanas desde el otro lado del Atlántico.

Iniciada en 1861, la invasión filoxérica, durante la década de 1870, afectaba ya a 1.200.000 hectáreas de viñedo francés, es decir, aproximadamente la mitad de la superficie dedicada a este cultivo. A Francia le siguió Portugal, Alemania, Italia y finalmente se extendió por toda Europa.

En España se verifica su presencia en el año 1878, en una finca de la provincia de Málaga conocida como Lagar de la Indiana, aunque se sospecha que la plaga existía ya desde 3 o 4 años atrás. Casi al mismo tiempo apareció un segundo foco en Gerona y unos años más tarde penetra desde Portugal en Orense. Desde estos tres focos se dispersó por el resto de España, excepto en Canarias que, hoy en día, pueden presumir de los viñedos más antiguos de España.
La difusión fue lenta siendo las zonas más tardíamente afectadas La Rioja, Cariñena, Requena, Jumilla, Tierra de Barros y La Mancha...



Económicamente, la llegada de la filoxera a Francia, repercutió positivamente en otras zonas europeas consideradas, hasta entonces, de segunda. Rioja resultó momentáneamente beneficiada por la desgracia francesa, ya que con el fin de proveer de vino al mercado francés se firmó un tratado comercial con el país galo que disparó las exportaciones del vino español. En 20 años, Rioja duplicó la superficie dedicada a sus viñedos.
Los comerciantes franceses promovieron la construcción de una estación de tren en Haro, una de las primeras de España, para transportar el vino a Francia con facilidad y minimizar costes. En pocos años varias bodegas deciden instalarse en sus proximidades. Hoy se ubican allí varias de las bodegas españolas más tradicionales.
Pero más tarde, la recuperación del viñedo francés y la aparición de la filoxera en esta zona resultaron catastróficas. La plaga redujo a menos de la tercera parte la superficie de viñedos en sólo 10 años. Se hizo necesaria una re estructuración del sector, que se llevó a cabo lentamente, y que apostó por la elaboración de vinos de calidad. De aquellos años data el proceso de emigración riojana hacia América. En 1910 más de 20.000 riojanos habían partido hacia el nuevo mundo buscando mejor fortuna.
Respecto a otras regiones, en Navarra el vino se convirtió en uno de los principales productos de exportación. En Alicante llegaron a cultivarse más de 90.000 hectáreas de viñedo. En Galicia la plaga fue una tragedia y no se recuperó el cultivo hasta hace apenas 30 años.  En 1887 llegó la plaga de la filoxera al Penedés devastando los cultivos de uva. Esto provocó la sustitución de las variedades tintas utilizadas y la renovación del viñedo con variedades blancas autóctonas. Este cambio fue el germen del florecimiento del cava.


El final de la filoxera se sitúa hacia 1930.


Anecdóticamente, la solución al problema filoxérico también llegó de América. Los científicos se percataron de que todas las vides sensibles a filoxera eran plantaciones hechas con vides europeas en pie franco, es decir, conservando sus propias raíces. Por ello, empezaron a probar variantes injertadas sobre pies de especies americanas que habían mostrado resistencia contrastada contra el insecto. Así, el estadounidense Laliman fue el primero en sugerir el injerto de viníferas sobre pies americanos.

La renovación del viñedo trajo consigo la extensión de variedades como la garnacha y la palomino. Se cambiaron con acierto los métodos de elaboración, se invirtió en tecnología y se creó una estructura comercial que es la base de la que poseemos en la actualidad. Podemos concluir afirmando que no hay mal que por bien no venga y que junto a la destrucción de los viñedos llegó el progreso.

Textos extraídos de: http://entomologia.rediris.es/aracnet/9/entoaplicada/ y vinosdiferentes.com